Karl Wiener

Amigos

 

     Se llama Juan. Sus padres no tenían mucho dinero. El chico pero estaba contento por que tenía muchos amigos. En común se dedicaban frecuentemente a tonterías. La actividad la más querida pero estaba jugar a fútbol. Un día Juan deambuló a lo largo del río y descubrió un guijarro de forma extraordinaria y de color muy bonito. Lo cogió y lo miro pensativamente, meditando de que manera podría aprovechar esta piedra. Después de reflexiones abundantes decidió, que sería una buena oportunidad  para afilar su navaja de bolsillo. La metió en su bolsillo y se puse contentamente en camino a casa.

     En camino se encontró con ese amigo, que poseía la pelota con cual los chicos pasaban habitualmente su tiempo. Juan le presentó su tesoro y por que la piedra gustaba al amigo, una ocurrencia vino al pensiamento de Juan. Con muchos palabras alabó el valor de la piedra y persuadió a su amigo de cambiarla por la pelota. El amigo estaba de acuerdo, sobre todo porque Juan le hizo creer que podrían jugar juntos con esa pelota también en el futuro. Llegado en casa pero Juan contempló su nuevo posesión. Ya había olvidado su promesa y ocultó la pelota en la profundidad de su armario.

     Los amigos estaban muy desengañados cuando percibieron que la pelota se quedía en el armario y el juego colectivo era pasado. Se reunieron y deliberaron que podrían hacer. Finalmente uno de los amigos se decidió con corazón llorando a separarse de su patinete, que sus padres le habían regalado a su cumpleaños. Lo ofrió en cambio de la pelota. Juan no podía resistir a esta oferta, entregó la pelota y se fue con el patinete.

     Juan ya no participía en el juego de los amigos. Giraba en su patinete alredeor del campo de fútbol. En una curva se encontró con un ciclista. Ése andó probablemente demasiado rápido, patinó y cayó en el polvo. Se levantó y se lamentó de sus rodillas sangrantes. Juan ayudó al ciclista lastimado y aconsejó, que pueda evitar un tal accidente usando un patinete en lugar de una bicicleta: “Da el patinete a mi y yo te daré la bicicleta”. El ciclista, sumergido en su pena, estaba de acuerdo con el negocio.

     Ahora Juan estaba orgulloso de sus éxito. Había hallado una piedra, cambiado la piedra por una pelota, la pelota por un patinete y el patinete por una bicicleta. Estaba  talentosoy después de poco tiempo sabía ir, sin que los manos cogen el manubrio. Estaba sentado derecho en la sillin, los brazos cruzados delante del pecho, y silbaba una canción. Un chico pasó, que tenía una bicicleta mucho más nuevo. Admiró el talento de Juan e preguntó: «? Cómo haces a llegar a tu meta sin coger los el manubrio? ». Juan contestó: “Esta es muy fácil. Mi bicicleta es de construcción especial. Es una bicicleta haciendo para un artista ”. Estas palabras impresionaron al chico. Quería también tener una tal bicicleta en que podría ir con las manos en los bolsillos. Finalmente, después de negociaciónes duraderas y complicadas, Juan se declaró dispuesto para cambiar su bicicleta vieja por esa del otro, bajo la condición de que ése le diera también todo el dinero que habían le dado sus padres para los gastos minudos.

     De esta manera Juan aumentaba sus bienes, perdía pero a todos sus amigos. No quería nadie jugar con él. Al principio Juan no era impresionado. Creía que los otros le envidiaran por sus posesiones. Después de poco tiempo pero se sentía solitario. Por consuelo compró dulces del dinero, que había tomado de su última víctima. Chicos más viejos, que habían observado a Juan, se unieron a él y simularon de ser sus amigos. Juan les dio de sus dulces, por que había comprendido que una vida sin amigos es triste. Cuando pero la provisión de los dulces se acercó a su fin, los amigos nuevos se retiaron. Para mantener un ultimo amigo, Juan dio al chico, que pasó solamente para revisar, si sobrara algun botín, todos sus dulces restantes y también la bicicleta.

     Ahora Juan estaba sentado a orillos del río y miró pensativamente el agua, que pasaba por sus pies. Estaba triste de ansia de sus amigos de los días pasados y habría dado mucho por tener un único amigo nuevo. Descubrió una piedra en la arena cerca del agua y la levantó. Esta piedra estaba más bonita que ésa que el había cambiado por la pelota. El viaje en el agua la había redondeado y una veta de colores atravesaba su superficie. Juan no notó que un chico lo observó del prado colindante. Éste tenía en sus manos una pelota y no sabía que hacer. Hizo señas a Juan y lo invitó al juego. Rápido Juan se puso en pie y contestó las señas. Dio su piedra como regalo al chico, feliz de haber encontrado de nuevo con un amigo.

 

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Published on e-Stories.org on 02/05/2008.

 
 

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