Maria Teresa Aláez García
Ignoraba
Ignoraba…
que me odiaras
Sabía que era
carroña
para el decorado amable que tus ojos desean
y
del terror
que la facial postura imponía sobre tu
mente.
Que desprecias desde tu vientre
con ahínco
las luces de posición que envío en la noche
soñando
con que sirvan de guía
a
la
cascada
que inunda tu vida de
soledad.
Sé que vomitas
sobre la exposición de los óleos antiguos y patinados
de la vida desfasada
que publico.
Sobre las acuarelas descoloridas y amargas
que sirvo de alimento.
Sobre el guache que,
ciertamente horrible, negligente y descuidado
expuse del físico
que contiene este cerebro.
Te desagrada el
atracón de textos pasteleros
y
el aroma hediondo de las letras
que la pluma que suscribe
dibuja
ante tu atención.
No aguantas
ni
insinuaciones
ni
cuentos
sobre los delitos cometidos
por esta
delincuente desgarbada.
Te descompone escuchar
el nombre
impuesto en el bautismo aunque
no me aluda.
En tu vida soy
la misma
muerte,
una pesadilla,
una tortura
de la que tus propias inhibiciones te prohíben liberarte.
Por educación
soportas
la parte del juego que
te toca.
Por ignorancia,
mantuve
esta situación.
Te
libero
de la suerte que te obliga
a
seguir
tu turno
en la partida.
Deseo que
la indiferencia
te ayude a dirigir la vida
hacia el camino correcto
Y que
el olvido
te ayude a enderezar tu rostro
hacia el futuro amargo y conflictivo
que
en letargo
dicta el horizonte altivo de opacos tules,
bajo los pesos azules de
tu
conciencia.
Si de todos modos
no
hay
nada.
¡Nada!.
Nada.
No sientes
nada.
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Published on e-Stories.org on 05/01/2008.