Maria Teresa Aláez García

VIAJES IV

IV

Hay un síndrome del “Domingo por la tarde”. Este viaje entre el domingo y el lunes, esta transición, es penosa para mi. El domingo por la tarde es triste. Prefiero pasarlo en casa preparando todo lo que he llevar puesto, los papeles los libros, los deberes y la comida y acostarme temprano para encarar mejor el lunes. No me ha gustado ni ir a divertirme, ni a una fiesta ni a nada, sobre todo de noche. Quizás si me he apresurado y lo he dejado todo listo, a lo mejor a algún concierto o a dar un pequeño paseo para luego volver a casa, cenar ligeramente algo que dejé preparado y marcharnos todos a dormir. Las excursiones domingueras si acaban en el ocaso del domingo, no me gustan. Las prefiero el sábado y volver el domingo pero eso, habiendo traído todo preparado y dejándolo todo listo.

El por qué: a mi no me importa estudiar ni trabajar. De hecho me gusta, me encanta la actividad. Lo que no me gusta es lo que acompaña a dicha actividad. No me gusta el ambiente de desánimo del lunes y la gente que se siente frustrada y traumatizada y que en lugar de intentar resolver por sí mismos sus problemas con su esfuerzo sin mentir ni manipular a los demás, hacen la vida imposible a los que están junto a ellos. Malas caras, gestos desagradables,  acosos. Modos de llamar la atención sobre una vida que es imposible y no aceptan. En lugar de mejorar y salir de ella haciendo algo, se dedican a manipular a los demás, sobre todo a quien quiere vivir en paz y acepta lo que tiene entre manos intentando mejorar, para impedir que hagan lo que ellos no fueron  o no son capaces de hacer. Si ellos no han querido estudiar, ponen impedimentos a que lo hagan los demás. Si ellos no han querido trabajar en algo que quizás no  fuera lo suyo pero que era necesario para madurar alguna parte de su vida, aceptándolo, lo llevan como carga el resto de su vida y lo cargan a los demás. Sus viajes son penosos y no parecen buscar solución a esa pena, a esa amargura que van extendiendo a troche y moche, con mucha mala idea. Además gastan bromas pesadas, los critican todo, toman las palabras de los demás y las usan en su contra porque no tienen de dónde sacar, ponen límites a todo, hacen pasar por el aro a todo el mundo, buscan reconocimiento social, buscan llegar más alto, ganar más… ¿Se siente realmente felices? Al contrario. Puede que por un corto espacio de tiempo y esto no se debe de confundir con el deseo de tener un trabajo estable para poder realizar un plan de vida normal.  Tienen ansia de poder porque alguien les hizo sentir que no pudieron. Tienen ansias de manipular porque fueron manipulados o se dejaron manipular. Tienen ansias de figurar porque quisieron para sí lo que el otro, el que figuraba, piensan que les quitó. Son como esos coches grandes, casi lujosos, vistosos y que no caben en cualquier sitio, a los que hay que hacerles espacio. Y luego… qué… Qué les queda en su vida.  No ha sido el primero que ha vuelto a su sencillez, a sus raíces, a su principio, a su nada y ha sido entonces, feliz.  Y puede disfrutar de los lunes y los domingos y hacerlos agradables a los demás.

 

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Published on e-Stories.org on 11/10/2008.

 
 

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