Nos conocimos como niños pequeños,
ya fuimos los dos al mismo colegio,
jugamos, aprendimos, crecimos juntos,
y un día, más tarde, llegué a ser tu marido.
Comenzó un largo tiempo divertido,
adelantamos entre sufrimiento y alegría,
hasta la vejez hemos sobrevivido,
la vida grabando hondos rastros en tu cara.
A mí la vejez me ha quitado la vista,
mis ojos se han mucho empeorado.
Pero eso decididamente tiene la ventaja
de que, mirándote, arugas no veo.
Veo tu querida cara reluciente y lisa
que me parece tan guapa como antaño.
All rights belong to its author. It was published on e-Stories.org by demand of Fred Schmidt.
Published on e-Stories.org on 11/09/2011.
More from this category "Marriage and Relationships" (Poems in spanish)
Other works from Fred Schmidt
Did you like it?
Please have a look at: